martes, 18 de noviembre de 2008

Se acerca la NA-VI-DAD

Me apetece mucho escribir sobre la Navidad, a pesar de que todavía falten bastantes días para su llegada.

Pero lo cierto es que ya que hemos pasado la frontera de la mitad de noviembre, todo empieza a oler a Navidad en nuestras ciudades: los centros comerciales se llenan de bombillas de mil colores, el frío va en aumento, la televisión se convierte en un anuncio de juguetes tras otro, nuestras hermandades y cofradías se afanan en vender lotería de Navidad o papeletas para cualquier rifa, etc.

En este clima, venimos escuchando desde hace un tiempo que la Navidad ya no se debe llamar Navidad; que no debemos decir "Feliz Navidad", sino "Felices Fiestas". Y yo me pregunto entonces: ¿qué se celebra? ¿Por qué hay fiestas si nos olvidamos de la Navidad?

¿Acaso celebramos la llegada del invierno? ¿Celebramos el año nuevo con una semana de antelación y otra semana más de resaca? ¿Celebramos que hace frío y nos podemos ir a la sierra que estará nevada? ¿O celebramos simplemente que un tal Papá Noel se deja caer por Nueva York y damos a los niños dos semanas más de tregua para que jueguen con los regalos?

De verdad me parece que el laicismo a veces llega a lo absurdo. Si una persona no es creyente y no quiere celebrar que Jesús vino al mundo en un pesebre, pues que no lo celebre; y si quiere quedarse exclusivamente con el voraz consumismo de esas preciosas fechas del año, pues que se quede con eso y que su cartera lo aguante; pero llamemos a cada cosa por su nombre.

Ante cosas así me rebelo, me rebelo y me rebelo. No lleguemos al absurdo de llamar "fiestas de invierno" a lo que es Navidad.

Imagino que dentro de poco a la Semana Santa la llamaremos "fiesta de la primavera", como si fuese un macrobotellón. ¡País!

1 comentario:

Anónimo dijo...

pues sí, tristemente es así, así de hipócritas somos, me da pena de que no valoremos nada de lo que nos inculcaron y de que lo despreciemos por modas absurdas!